Me ocurre algo entre gracioso y triste con los idiomas a la hora de escribir. Yo siempre hablo en castellano, me encanta hacer bromas pero, a la hora de escribir algo mínimamente gracioso, siempre lo hago en catalán. No sé, comienzo a pensar que es algún defecto congénito, que mi madre llevaba tazos dentro en vez de la habilidad de escribir algo gracioso en castellano. Es un tema que me preocupa realmente, hoy en día no puedes escribir algo que no tenga un mínimo de gracia, porque te marginan, te apuntan con el dedo por la calle y dicen "mira, el que sólo hace reir en catalán". Y eso duele.
Contraté a Montilla para que me ayudara con la expresividad de mis textos en castellano, pero no funcionó. Lo más gracioso que pude escribir fue el punto final. No puedo, lo intento pero no lo consigo. Ver algo mío en castellano gracioso es como ver a Falete en una 34: imposible. Como dijo Jesucristo, moriré con esta cruz. Es algo que me marcará de por vida. Soy bipolar lingüístico, tengo que hacerme a la idea. En un idioma me expreso de una manera y en el otro me es imposible. Bah, peor lo tenía Chewbacca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario