miércoles, 28 de julio de 2010

Necesario

No soy amigo de las prohibiciones, de ninguna. Creo que cada uno es libre de hacer lo que quiera mientras eso no interfiera en la libertad de los demás. Pero, siendo sincero, soy menos amigo aún de aquellos que aplauden, vitorean y loan una tortura, sea del tipo que sea. Hoy en día tenemos espectáculos suficientes como para que nuestro entretenimiento tenga que depender de cómo un hombre tortura hasta la muerte a un animal.

El Parlament de Catalunya ha prohibido hoy las corridas de toros. A partir de 2012, no se podrá presenciar más este siniestro acto cultural en estas tierras. Y me alegro. A mí me daría vergüenza que cualquier persona en el mundo pudiera relacionar ser español con esta manifestación de violencia atroz, sin ninguna justificación más que la tradición. Ninguna tradición puede justificar hacer de un asesinato un espectáculo.

Y no, no somos hipócritas porque comamos carne. Como omnívoros que somos, necesitamos proteínas animales en nuestra alimentación. Además, dejando de lado el tema puramente científico, los animales son matados limpiamente, no se les tortura hasta la muerte ni se hace de su matanza un espectáculo para grandes y pequeños.

Hoy creo, sinceramente, que hemos dado un paso adelante. Y a los que les joda, ya saben

martes, 27 de julio de 2010

Crisis

El mundo está en crisis. ¿Sorpresa, eh? Apuesto a que no lo sabías ni habías oído hablar de la palabra 'crisis'. No pasa nada, estás en el mismo punto que Zapatero. Esta situación, que parece adversa para todos, tiene su parte positiva: ya tienes una salida para todas las conversaciones. ¿Recuerdas que siempre ha habido conversaciones que no sabías cerrar? ¿O temas de los que no tenías ni la más remota idea pero tenías que decir algo? Pues ahora todo se ha arreglado. Sólo tienes que decir las palabras clave "todo por culpa de la crisis". Veamos algunos ejemplos.

Ejemplo 1
Tu cuñado, ese ser habitualmente despreciable (con excepciones en algunas películas), tenía un negocio de venta de videos VHS, un gran negocio. Después de quedarse con la herencia familiar, decidió hace tres años que la mejor manera de renovar su negocio era con la venta de cassettes. Evidentemente, se fue a la mierda. Llega desconsolado a casa, dice que se ha arruinado y busca consuelo. Tú sabes lo que realmente pasó: tenía tanta visión de futuro como el hijo de Rappel y la Pitonisa Lola. Pero no quieres problemas. ¿Qué puedes decir?

- Joder, todo por culpa de la puta crisis. 

Ejemplo 2
Es San Valentín, el día que algún gurú de los negocios, y no tu cuñado, decidió que era ideal para poner fecha a los sentimientos. Ya sabes: tú quieres mucho a tu pareja el día 14 de febrero, los demás días no tienes por qué demostrarlo. Pero claro, se te olvida. Es normal, estás estresado por el trabajo - la cola del paro cada día exige más horas -, tu familia no te ayuda (la última vez que fuiste a pedir dinero te dijeron que eras adoptado), y tirar currículums cansa a cualquiera que lo haga, no a ti. Por todas estas razones, es normal que se te olvide que en este día tienes que querer a tu mujer. O como mínimo fingirlo. No tienes dinero para comprar nada porque te dejaste tus últimos euros en un alargador de penes que ni siquiera funciona. Así que te cuelas en el jardín de tu cuñado, y le robas la maceta. Total, le haces un favor. Nunca entendió que a las plantas no se les echa pienso. Llegas a casa, tu mujer ve el regalo y dice:

- Anda que te has currado el regalo, ¿eh?
- La crisis, cariño, la crisis. 

Ejemplo 3 (La venganza de los Sith)
Eres el director de una filial española de una multinacional, con más de 1000 empleados a tu cargo. Como un día se te encaprichó comprar un Ferrari de más de dos cientos mil euros, decidiste que ese era un buen momento para subirte el sueldo. Con un par de millones de euros al año no vive nadie, así que decidiste ponerte 5 millones, para redondear. A los pocos meses, llegan los jefazos de América y te dicen que están muy cabreados porque la empresa ha ganado 79 millones en vez de 80 en ese trimestre, y es intolerable. Tú aceptas la bronca, y buscas rápidamente la solución. Haces un ERE, echas a más de 200 mileuristas, mantienes tu sueldo y cuando te preguntan, respondes:

- Yo estoy atado de pies y manos, la culpa es de la crisis.


(Con este ejemplo damos por acabado el primer capítulo de "Cómo aprovecharte de la crisis". Volveremos y, si no lo hacemos, ya sabéis de quién es la culpa).

Atletismo

Querido tú, debo confesar algo que seguramente ya sabes: la mayoría de las veces cuando me pongo aquí delante no sé de qué voy a hablarte. Simplemente me siento y espero a que surja la conversación. Tampoco me cuesta mucho, hay muchos temas en el mundo y si hay algo que me encanta es hablar de las cosas sobre las que no tengo ni idea. Y como tú no pones mucho de tu parte, comenzaré hablando yo de nuevo. ¡Que sea la última vez!

Hoy me apetece hablarte sobre el Europeo de Atletismo que se está celebrando estos días en Barcelona. Seguro que si vives ahí, no podrás ni salir a la calle. "¡Vamos al Europeo, todos, venga!", "Llevaba esperando esto desde los 3 años, siempre he querido ver el lanzamiento de jabalina en directo", "No sé si quedarán aún entradas... Qué depresión". Al último, le digo que no se preocupe, que alguna entrada encontrará. Más difícil será que encuentre alguna persona en la grada.

Quitémonos las caretas. Sí, seamos sinceros. El atletismo profesional no le importa a casi nadie. Vale, habrá gente que lo vea, y hay gente que malvive de ello. Pero si tú vas por la calle y te encuentras al campeón europeo de lanzamiento de peso, lo máximo que le pedirás es que te diga a qué gimnasio va. Y ya ni hablo de las retransmisiones en televisión, en las cuales si el comentarista fuera mudo tendría la misma pasión que cuando habla. Él también se aburre, pero nunca nos lo dirá.

Y no entiendo la gente que va a verlo al estadio. Sí, puedes animar a los atletas durante los 5 segundos que les enfocan las cámaras. Como en la prueba de los 100 metros lisos. Vas al estadio a ver 10 segundos de espectáculo, y después para casa, a fardar del "yo estuve ahí, fue fantástico, vi cómo corría los 100 metros en 9,80". Te giras para hablar al de al lado y ya te has perdido media carrera. Y después de 10 segundos, 1 hora hasta llegar a casa. Pero con el deber cumplido. Ya tienes algo que contar a tus nietos.

En serio, si queréis perder el tiempo, mirad Telecinco. No juguéis con la ilusión de los atletas.

lunes, 26 de julio de 2010

Entrevistando (II)

(Después de la primera entrevista, en un gremio de asesinos, ahora llega otra más, por petición popular de mis otras personalidades)

Hoy vamos a entrevistar a un probador de colchones, ese trabajo que nadie quiere hacer pero que alguien tiene que hacer por el bien de nuestra columna vertebral y nuestro descanso.

Yo: Buenos días, señor Probador. ¿Señor? ¿Eh, está bien? ¡Una ambulancia!
Probador: ...¿Qué pasa? Joder, que estoy trabajando, déjame dormir. 
Yo: Perdón, vengo aquí por la entrevista que concertamos. Sé que es un hombre ocupado y trabaja mucho. Por cierto, ¿le importa ser la P?
Probador: ¿Qué P? ¿Me está insultando?
Yo: No, no, ni mucho menos. Mire a la izquierda. ¿Ve que antes de que hable yo pone 'yo'...
Probador: (...Puto egocéntrico...)
Yo: y antes de que hable usted pone Probador? Pues me gustaría que usted fuera la P y yo la Y.
Probador: Pero la P suele ser de Pregunta, ¿no? Podría llevar a confusión a la gente. Prefiero que me ponga la inicial de mi apellido, Pérez.
Y: Perfecto, como quiera usted. Comencemos con la entrevista entonces.
P: ¿Cómo está?
Y: No, no, las preguntas las hago yo.
P: No, porque yo soy la P.
Y: Pero P de Pérez, no de probador. Es igual, pondré PC, por Probador de Colchones.
PC: Usted sabrá, pero antes tendrá que meterme la contraseña.
Y: ¿Es una indirecta?
PC: Y le advierto que me puedo colgar, y me pondría azul.
Y: ¿Y qué hago entonces?
PC: Apriéteme fuerte el botón y en unos segundos estaré bien.
Y: ... Perfecto. Bueno, comencemos. ¿Es duro probar colchones?
PC: Depende del colchón.
Y: Ya veo, ¿cobra bien?
PC: Mi casa está llena de colchones. Yo vivo fuera porque no cabo.
Y: Quepo
PC: ¿Usted no era 'yo'?
Y: Sí, yo soy 'yo'. Pero quería decir que era quepo, no cabo.
PC: Es que yo no hice la mili, tenía la columna afectada.
Y: No, no lo decía por los militares, sino porque cabo no existe.
PC: ¿Cómo que no? ¿Y 'Salvar al cabo Ryan' no la ha visto?
Y: Era soldado, no cabo.
PC: ¿Pero usted no era quepo? ¡Me está liando! ¡Y mi trabajo ya es suficientemente estresante!
Y: A ver, tranquilícese, digo que era 'Salvar al soldado Ryan' y no al 'cabo Ryan'.
PC: ¿Y a mi qué me importa? ¿No está aquí para entrevistarme sobre mi profesión? ¡Documéntese un poco antes, por favor!
Y: ¿Sabe qué? Váyase a la mierda. Me rindo. 

Ideas

Las ideas, esas hijas ilegítimas de la inspiración, son tan o más esquivas que su madre. Y alguien que quiere escribir sin ideas es tan útil como un sacapuntas para Pilot. No están hechos el uno para el otro, directamente, aunque haya voluntad. Así que navego para encontrar alguna idea tonta, las únicas que tengo, sobre la que escribir. Mientras llego, tendrás que aguantarte, confesor anónimo o yo del futuro. Tampoco me debe quedar tanto, ¿no?

Como no quiero que te aburras, iremos hablando. ¿Te parece bien si empiezo yo? Vale. Siempre me ha sorprendido la facilidad con la que la gente llora a alguien ya muerto. No, no te pienses que soy un insensible, que yo lloré con Titanic. Lo que quiero decir es que hay gente que alaba y llora a gente que ni conocía. ¿Ejemplos? A ver... Toma este:

- Ha muerto Juan.
- ¿Qué Juan? ¿El panadero, el del horno, el de mantenimiento, el del quinto piso de la torre que queda al lado de tu vecina, el que trabajaba para la empresa del primo de tu padre o el veterinario de tu planta?
- No, Juan, el taxista.
- Ah, el taxista... (Rompe a llorar) Siempre se nos van los mejores, ¡joder!

¿Los mejores? Después de haber nombrado 6 juanes antes que el difunto, que posiblemente ni conocía, dice que siempre se van los mejores. Si llega a ser Juan el panadero no sé que habría pasado ya. Además, tengo que decirte que desde que era pequeño me ha asombrado mucho la utilización de la frase "siempre se nos van los mejores". Se ha convertido en un tópico ya. Como los toros con España, la tacañez (toma palabro, Scrabble) de los catalanes o la inutilidad de los políticos. No importa quién haya muerto, siempre era uno de los mejores. Me hubiera gustado estar en el entierro de Hitler a ver qué decían. "Pues era majo, ¿no?". 

¿Ideas? ¿Qué ideas? Ah, que estás esperando que te cuente lo de la idea. Bueno, otro día, que hoy ya estoy cansado. Quizá vuelvo con alguna. ¿Mismo lugar? Sí, lo de la hora ya no sé que decirte, porque me programo tan bien como Telecinco. Pero puede que me pase por aquí, sí. Ya hablaremos entonces. 

Sueños

¿Quién no tiene sueños? Vale, dejemos a la audiencia psicópata a un lado o, como diría Jesucristo, "bienaventurados sean aquellos que no sueñan". Sí, bienaventurados. ¿Que por qué? Porque se ahorran muchas horas de tonterías y especulaciones. Los sueños nos distraen, nos nublan. Ellos no sueñan, no tienen que despertarse al día siguiente con expresión confundida y pensar "Vale, ¿qué coño ha sido esto?".

Porque sí, es cierto que muchos sueños no los recordamos. Incluso los que recordamos se desvanecen pronto, como los que salen a correr una maratón en Sevilla en verano, pero hay algunos que se quedan. Y no se van los malditos. Ya les puedes echar cualquier disolvente que se te ocurra que seguirán ahí enquistados, jodiéndote la existencia. ¿Nunca te ha pasado? Quieres buscar la explicación hasta del sueño más tonto, ese que parece inocente pero que tú sabes que no, que guarda algo ahí detrás, en su baúl (de los recuerdos, oooh) y quieres descubrirlo. 

Y pobre de ti que lo hagas, porque entonces es peor. Entonces te das cuenta de lo que verdaderamente significaba ese sueño. Por ejemplo: si en tu sueño vas a comprar (sí, tengo sueños muy estúpidos) y te dan mal el cambio, significa que sueñas con robar. No lo digo yo, lo dice un estudio de la Universidad de Georgetown. Ahí estuvo Aznar, no pueden estar equivocados. 

Lo que quiero decir es que no tenemos que buscar la explicación a las paranoias extrañas que cruzan nuestra cabeza cada noche. Sí, no debemos hacerlo, porque de otra manera descubriremos lo que realmente queremos. ¿Y quién quiere saber qué quiere en la vida con lo divertido que es ir dando tumbos? Imagínate la situación: un día tienes un sueño raro, descubres su fondo, y te das cuenta que lo que realmente quieres en la vida es comprar una bolsa de Lacasitos. La compras, te la comes, ¿y ahora qué? ¿Qué harás con tu vida ahora que has conseguido tu sueño? 


Nada, nada. A los sueños, ni caso. Quién fuera psicópata...