lunes, 26 de julio de 2010

Ideas

Las ideas, esas hijas ilegítimas de la inspiración, son tan o más esquivas que su madre. Y alguien que quiere escribir sin ideas es tan útil como un sacapuntas para Pilot. No están hechos el uno para el otro, directamente, aunque haya voluntad. Así que navego para encontrar alguna idea tonta, las únicas que tengo, sobre la que escribir. Mientras llego, tendrás que aguantarte, confesor anónimo o yo del futuro. Tampoco me debe quedar tanto, ¿no?

Como no quiero que te aburras, iremos hablando. ¿Te parece bien si empiezo yo? Vale. Siempre me ha sorprendido la facilidad con la que la gente llora a alguien ya muerto. No, no te pienses que soy un insensible, que yo lloré con Titanic. Lo que quiero decir es que hay gente que alaba y llora a gente que ni conocía. ¿Ejemplos? A ver... Toma este:

- Ha muerto Juan.
- ¿Qué Juan? ¿El panadero, el del horno, el de mantenimiento, el del quinto piso de la torre que queda al lado de tu vecina, el que trabajaba para la empresa del primo de tu padre o el veterinario de tu planta?
- No, Juan, el taxista.
- Ah, el taxista... (Rompe a llorar) Siempre se nos van los mejores, ¡joder!

¿Los mejores? Después de haber nombrado 6 juanes antes que el difunto, que posiblemente ni conocía, dice que siempre se van los mejores. Si llega a ser Juan el panadero no sé que habría pasado ya. Además, tengo que decirte que desde que era pequeño me ha asombrado mucho la utilización de la frase "siempre se nos van los mejores". Se ha convertido en un tópico ya. Como los toros con España, la tacañez (toma palabro, Scrabble) de los catalanes o la inutilidad de los políticos. No importa quién haya muerto, siempre era uno de los mejores. Me hubiera gustado estar en el entierro de Hitler a ver qué decían. "Pues era majo, ¿no?". 

¿Ideas? ¿Qué ideas? Ah, que estás esperando que te cuente lo de la idea. Bueno, otro día, que hoy ya estoy cansado. Quizá vuelvo con alguna. ¿Mismo lugar? Sí, lo de la hora ya no sé que decirte, porque me programo tan bien como Telecinco. Pero puede que me pase por aquí, sí. Ya hablaremos entonces. 

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