miércoles, 16 de junio de 2010

Evadiendo

Tener poco tiempo hace que quiera perderlo aún más. Seguramente a ti también te pasa: cuánto más tiempo tienes, menos cosas quieres hacer. Eso sí, el día que vas apurado te das cuenta que quieres hacer mil cosas y todas a la vez y, por supuesto, todas mal. Ni estudias, ni trabajas, ni hablas, ni escribes, ni nada de nada. Todo mal, todo con prisas, todo forzado. Sólo por quitarte esas ganas de hacer algo que sabes que no puedes hacer.

Porque al final todo se acaba resumiendo en lo mismo. Nos gusta lo prohibido, nos gusta hacer las cosas que no debemos hacer. ¿Que tenemos que estudiar para un examen? No pasa nada, me pongo a navegar un rato, después escribo, me pongo a leer o incluso me recreo más en hacer la comida. ¡O incluso limpiar! Debo admitir que sólo en los momentos de más pura desesperación temporal se me ocurre limpiar como método de evadir mis responsabilidades para con los estudios. Pero lo he hecho, ¡y lo volvería a hacer!

De hecho, estoy perdiendo el tiempo aquí. Aunque prefiero pensar que es una pequeña inversión por si algún día algún jeque se vuelve loco y me lo edita. ¡Qué lujo sería ir en tren y ver a alguien leyendo mi libro! Iría con gafas de sol, claro, para no ser reconocido, que hay mucho loco suelto. Pero ya me veo en la contraportada, con esa típica cara de contraportada de "qué bueno soy" combinada con un "haz que piensas". Ya veo mi foto. Sólo falta el libro.

¡Verano, prepárate! ¡Vas a ver nacer mi primer libro y, con suerte, el último!

No hay comentarios:

Publicar un comentario