Estando en casa, me fijé de casualidad en una revista que había encima de la mesa. En ella, salía una niña a la que desconocía, pero que viendo el titular reconocí pronto. Decía algo así "Los Príncipes de Asturias en la nieve y el primer día de esquí de la infanta". Tardé unos segundos en procesar la información, y me encendí irremediablemente. No por la niña, qué culpa tendrá la pobre de haber nacido en el seno de una institución caduca, podrida, antidemocrática y que atenta contra todos los principios de la igualdad del hombre. No, ella no tiene la culpa de nada.
Pero pensé, le dí vueltas a la cabeza. Se me vinieron a la mente los millones de parados que hay en España, uno de los cuales vive en esta casa. Pensé en toda aquella gente que lucha cada día por vivir un día más, aquella gente a la cual llegar a fin de mes les resulta tristemente gracioso porque con su sueldo no pueden llegar ni a mitad de mes, aquellos que pasan sus noches en cajeros - los más afortunados - o tirados en cartón. Y después volví a mirar la imagen, como buen masoquista que soy. Y me encendí más.
No es demagogia, es el reflejo de una triste realidad. El otro día leí que la 'Casa Real' había pedido al Gobierno que no ampliara la partida de su presupuesto este año, por la crisis y esas cosas ajenas a ellos, pero de las cuales son conscientes, como queda reflejado. ¡Qué amables! Ya me veo haciendo a final una colecta por si los ¡9! (¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡!!!!!!!!!!!!!!!) millones de presupuesto que tienen los pobres no les llegan para este año. Y eso sin contar otros gastos derivados que le puedan suponer al gobierno, con lo cual el presupuesto asignado será, con toda seguridad, mayor, aunque esté distribuido en otras partidas.
La monarquía me pone de muy mal humor. Es un atentado grave contra la igualdad del hombre. Es una institución intocable. Y yo creo en la libertad, creo en la igualdad. Y de fondo tenemos esta losa, esta terrible carga, estos aprovechados que viven del trabajo de todos porque algún primo de algún antepasado suyo decidió que Dios le daba el poder para regir el pueblo. Y eso tenía su lógica en aquellos tiempos oscuros, religiosos, de no vivir para vivir en la otra vida (¿?), del miedo como motivación. Pero hoy en día, con una democracia, ¿para qué necesitamos al rey? ¿No habrá millones de maneras mejor de invertir esa bestialidad de dinero que dándosela a una familia ? ¿Por qué la autoridad máxima del Estado tiene que ser alguien que, si no lo hace bien, no puede ser removido del cargo? Tenemos que tragar con una persona que puso allí donde está un dictador. ¿Hasta cuándo?
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