La banda irlandesa U2 sacó al mercado en el 87 la que se convertiría en una de mis canciones favoritas, 'With or without you'. No sólo por la música, no sólo por lo que noto al escuchar a Bono recitando sus estrofas, sino también por su mensaje. Contigo o sin ti, dualismo eterno, sí o no, infelicidad o infelicidad. Un sentimiento que se repite y se aferra a mis pensamientos, impidiendo que cualquier líquido, experiencia o conversación lo elimine completamente. Vuelve siempre, incansable, renovado, intenso, doloroso. Como todo a lo que representa.
Es increíble cómo en unos pocos minutos todo puede cambiar de la sencillez más extrema a una complejidad desesperante, sin solución. La vida sigue, los días pasan y eso sigue ahí, enquistado, cada vez más profundo e hiriente, inhibiendo cualquier decisión, ya sea la valiente o la cobarde, cambiando prioridades según sonrisas y momentos, acabando con esperanzas con palabras sueltas, derrotando los ánimos en el primer asalto de una batalla que se repite infinitamente.
Y el hartazgo que ello me produce no me impide volver, cada segundo, al punto de partida, a buscar otra sonrisa, otro gesto cómplice, otra esperanza para después yo mismo derrotarme cuando no todo sale como había planeado, cuando falta una palabra o sobra otra, cuando esperas una mirada y recibes un silencio, cuando necesitas el silencio y obtienes estruendo, cuando quieres serlo todo y no consigues ser nada.
Y es que las cosas nunca salen como suceden en tu cabeza. Los deseos se pierden en la eternidad de la indecisión.
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