Noches de insomnio, madrugadas arrojando el blanco retroiluminado a mis ojos, buscando una pequeña chispa para hacer algo de fuego y subir ligeramente la temperatura. Como la mayoría de las veces que me siento aquí, no sé de qué voy a escribir. Sólo siento que tengo que decir algo, escribir hasta donde llegue, poner letras, palabras, frases, comas, puntos. Final. Raramente consigo llegar hasta el último paso, cosa que no me impide volver a intentarlo de nuevo.
En unas cinco horas debería estar despierto y dispuesto. Vuelven las clases, sólo por una semana, y dejan paso al infierno universitario. Exámenes, estrés, cafés. Poco tiempo para pensar en todo lo demás. En lo que no importa. O quizá sí. A estas alturas tengo poco claro qué es importante y qué no. Sólo sé que tengo un nudo dentro que me impide concentrarme, estudiar, escribir, pensar. La claridad llega en momentos puntuales cuando el sol se pone. Los sueños arrojan dudas. La luz, oscuridad.
Llega un momento en el que sigo la inercia. El tiempo pasa y me dejo arrastrar lastimosamente por él, a veces esperando chocarme con algo que me aleje momentáneamente de la marea llamada rutina, otras cerrando los ojos y la voluntad. He perdido las ganas de hacer algo antes de empezarlo. Ilusión, valor, fuerza. Me siento drenado de todo eso y no tengo nada para recuperarlo. Ni las ganas, infatigables compañeras, me acompañan en esta noche cerrada que no deja paso a la luna. Completamente oscuro, como el más claro de los días para una mente que no sabe cuál es su rumbo, qué dirección tomar, qué prioridades mantener o desechar o cómo siquiera colocarlas.
Noches como hoy me comen y vacían. Son las noches de la verdad. No sé qué hago y llevo un buen tiempo así. Intento centrarme y lo único que consigo son golpes de conciencia, breves. "Tienes que hacer" como muletilla favorita. Y es cierto, tengo que hacer miles de cosas cuando lo único que quiero es tumbarme, cerrar los ojos y esperar a mañana. Un mañana que llevo meses esperando. Un mañana que sólo se muestra en pequeños instantes, con realidades poco probables empapadas de deseos internos no exteriorizados, enterrados por miedos absurdos que no lo son tanto cuando los miras cada segundo a los ojos. Miedos que acaban asustando.
Y vivir asustado es una puta mierda.
...Noches en las que piensas "son las 3 camino de las 4...son las 4 camino de las 5" y aun asi, sientes la impotencia de no poder pegar ojo, por que tienes que seguir haciendo cosas una detras otra, como si por inercia se tratara. Pero siempre tienes espacio para dejarte llevar por unas simples palabras sin sentido. consecutivas unas de otras, mientras que algunas, nos dedicamos a leerlas lentamente pensando "no soy la unica imbecil que se tiene que ir en 3 horas" no soy la unica que no tiene mañana. Y seguramente, no sea la unica que esté enamorada de tus publicaciones....Aunque no haya mañana para leerlas, siempre hay un espacio entre café y café. Tendremos que aprender a valorar esos cortos segundos de placer, y hacerlos eternos en nuestra mente...Y cuando llegue el final. Volver a empezar...
ResponderEliminarNo sé si alegrarme por un comentario como este o entristecerme por encontrar más gente en una situación así. Sea como sea, gracias.
ResponderEliminarDe verdad.